jueves, 8 de mayo de 2008

La Divina Enfermedad

La divina enfermedad de la juventud

Es muy atinado lo que dijo Rubén Darío al aclarar “la divina enfermedad de la juventud”, “divino tesoro o enfermedad”, vaya que si marca distancia entre las dos, la juventud ¡sufre tanto¡, esa es la verdad, y quizá no estarán de acuerdo muchos viejos que añoran sus años mozos, lastima que olvidan las torturas que vivieron y solo se mantiene a recordar lo divertido y las responsabilidades que no tenían claro, propias del adulto; ya perdieron la memoria de la ansiedad, depresión, soledad y desesperación.
Es cierto en la juventud, se valoran las experiencias; como por ejemplo el primer amor, el primer beso, las escapadas de casa etc. Pero siempre vienen acompañadas de crisis existenciales, si la etapa juvenil fuera todo dulce como se pinta, la cifra estadística de suicidios seria cero en esa etapa. Un alto porcentaje, aunque no llegue al suicidio, halla desabrida la existencia, peor aún: aborrecible. Es un mito la juventud feliz. Jamás los años de la primera juventud ha sido un paraíso, solo que la mirada retrospectiva desde la cumbre adulta tiene una resistencia secreta a rememorar las angustias que se padecen, sin embargo, nosotros como jóvenes, necesitamos un poco de comprensión, pues a lo largo de la juventud, que abarca de los 15 a los 25 años se viven movimientos que producen cambios y afectan las hormonas juveniles, es indispensable que los adultos hagan un esfuerzo en recordar sus estados de animo que entonces eran muy dolorosos.
Aurora Castillo Geronimo

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